Los trabajos de Yali Romagoza se enuncian usualmente desde un área fronteriza, un borde, un espacio inter-medio , una región mestiza que se relaciona directamente con su condición de emigrante, mujer, latina, cubana, artista. Una artista que trabaja a su vez en una peculiar encrucijada donde se encuentran la tendencia, la performance, el video, el dibujo y otras disciplinas. Desde esa confusión de cruzamientos, desde esa región intersticial, Romagoza intenta analizar su identidad, denunciar su invisibilidad, buscar su rincón, sanar.
Cuquita charla inglés, con acento, como es natural, en muchos casos cuando se menciona su nombre, incluso por su autora, va acompañado del epíteto la muñeca cubana . Su origen es clave para entender sus razones, desvaríos y también intenciones. Su identidad está inspirada en las muñecas de papel recortables que aparecían usualmente en contraportadas de revistas dedicadas a las mujeres en la Cuba de los setenta y ochenta, esas figuras venían acompañadas de vestuario y complementos asimismo recortables con los que se podía ataviar a las cuquitas. Muchas generaciones de cubanos crecimos jugando y también imaginando a las mujeres a través de las cuquitas y sus diseños. Cuquita la de Romagoza se desprende del papel y emigra no solo al ámbito tridimensional, sino que se ubica en un contexto angloparlante, padece su desarraigo y al unísono su falta de representatividad y asimilación en la sociedad en la que se lleva a cabo. Su naturaleza es provocadora, desafiante ante los estereotipos con los que se la juzgue.