El Quinto Elemento

La Tercera Guerra Mundial empezó, y todos somos soldados en sus trincheras. El nuevo gran enfrentamiento en todo el mundo trasciende todas las fronteras físicas y se libra simultáneamente en cientos de países. El desarrollo tecnológico y la creciente sofisticación de las herramientas digitales convirtieron Internet en el campo de guerra más grande que ha conocido el hombre y sus consecuencias son todavía impredecibles, inestimables. Espionaje diplomático, competencia empresarial, ciberterrorismo, robo de misterios militares, sabotaje industrial, marketing, propaganda. La página web dejó de ser la manzana mordida que imaginó Apple para transformarse en una manzana podrida, por cuyos agujeros se desliza, al margen de la ley, todo un tráfico de información y datos que la mayoría de ciudadanos ignora. Gobiernos y empresas conocen nuestra identidad, nuestras actividades privadas y leen nuestros correos. El 11-S inauguró la era del espionaje institucionalizado y absolutamente nadie está seguro de él. Es por nuestra seguridad, aseguran. De este modo, el siglo XXI va a pasar a la historia como el tiempo de la enorme paradoja, como el siglo en el que la seguridad nos llevó a la guerra.