El arte de echar las cartas, es decir el medio de acertar el presente y el futuro mediante los naipes, data de la temporada de los egipcios, quienes legaron a la posteridad un grandioso libro al que consultaban todos los días. Ese libro, llamado de Thoth, se encontraba compuesto de 78 planchas de oro purísimo, sobre las que había grabados ciertos jeroglíficos o palabras enigmáticas, cuya explicación se hacía todos los días por los progenitores de familia. Este libro fue el único que escapó del escandalo de Omar cuando mandó incendiar la célebre Biblioteca de Alejandría.
Los 78 jeroglíficos sirvieron de base a Etteilla en 1770, previos los estudios de Guillaume Postel y de Court de Gebelin, para su adaptación a la baraja francesa primeramente, y después a la de españa, a la italiana y a la alemana. El elevado número de jeroglíficos es lo que ocasiona que los modernos naipes tengan 2 significaciones, una al derecho y otra del revés.
Hay muchos y variadísimos métodos de echar las cartas, pudiendo decirse que la mayor o menor originalidad de las personas que se dedican a este arte han producido su método particular. Ante la imposibilidad de describir en este volumen cuantos conocemos, solo son mencionados los métodos primordiales y mucho más primitivos, los cuales son minuciosamente descritos, para que no le quede al lector la mucho más insignificante duda.
Los 78 jeroglíficos sirvieron de base a Etteilla en 1770, previos los estudios de Guillaume Postel y de Court de Gebelin, para su adaptación a la baraja francesa primeramente, y después a la de españa, a la italiana y a la alemana. El elevado número de jeroglíficos es lo que ocasiona que los modernos naipes tengan 2 significaciones, una al derecho y otra del revés.
Hay muchos y variadísimos métodos de echar las cartas, pudiendo decirse que la mayor o menor originalidad de las personas que se dedican a este arte han producido su método particular. Ante la imposibilidad de describir en este volumen cuantos conocemos, solo son mencionados los métodos primordiales y mucho más primitivos, los cuales son minuciosamente descritos, para que no le quede al lector la mucho más insignificante duda.