Hojas de hierba es la gran epopeya americana y una de las considerables epopeyas de la literatura universal: con una voz tan robusta como sutil, canta el nacimiento de los Estados Unidos y su desarrollo como nación. Sus poemas recogen la bullente variedad del país, sus heterogéneos pobladores y sus paisajes inabarcables, y su carácter indómito, irreverente, exento de artificios. Es una épica democrática, que arrumba los viejos principios de las sociedades de europa y las igualmente viejas estéticas que los ensalzaban, y proclama las esperanzas y necesidades del Nuevo Planeta, donde ricos y pobres, hombres y mujeres, blancos y negros, están llamados a ser libres e iguales, y los aprecios imperan sobre los intereses. Pero Hojas de hierba es asimismo el retrato de una persona, Walt Whitman, que vierte sus pasiones singulares y sus anhelos mucho más íntimos en sus páginas: ‘Esto no es un libro: / quien lo toca, toca a un hombre’, escribe en un poema tardío. El cariño por la naturaleza, la fuerza de su erotismo, la turbulencia de la vida en Novedosa York y el abrumador ímpetu musical de su voz hallan un eco dilatado en los poemas del libro. Para Harold Bloom, Whitman forma el centro del canon norteamericano, por el hecho de que toda ‘voz que en nuestra literatura moderna se alza en soledad, herida o estoica, tiende a asumir tonalidades whitmanianas’.
Hojas de hierba es la gran epopeya americana y una de las considerables epopeyas de la literatura universal: con una voz tan robusta como sutil, canta el nacimiento de los Estados Unidos y su desarrollo como nación. Sus poemas recogen la bullente variedad del país, sus heterogéneos pobladores y sus paisajes inabarcables, y su carácter indómito, irreverente, exento de artificios. Es una épica democrática, que arrumba los viejos principios de las sociedades de europa y las igualmente viejas estéticas que los ensalzaban, y proclama las esperanzas y necesidades del Nuevo Planeta, donde ricos y pobres, hombres y mujeres, blancos y negros, están llamados a ser libres e iguales, y los aprecios imperan sobre los intereses. Pero Hojas de hierba es asimismo el retrato de una persona, Walt Whitman, que vierte sus pasiones singulares y sus anhelos mucho más íntimos en sus páginas: ‘Esto no es un libro: / quien lo toca, toca a un hombre’, escribe en un poema tardío. El cariño por la naturaleza, la fuerza de su erotismo, la turbulencia de la vida en Novedosa York y el abrumador ímpetu musical de su voz hallan un eco dilatado en los poemas del libro. Para Harold Bloom, Whitman forma el centro del canon norteamericano, por el hecho de que toda ‘voz que en nuestra literatura moderna se alza en soledad, herida o estoica, tiende a asumir tonalidades whitmanianas’.
Hojas de hierba es la gran epopeya americana y una de las considerables epopeyas de la literatura universal: con una voz tan robusta como sutil, canta el nacimiento de los Estados Unidos y su desarrollo como nación. Sus poemas recogen la bullente variedad del país, sus heterogéneos pobladores y sus paisajes inabarcables, y su carácter indómito, irreverente, exento de artificios. Es una épica democrática, que arrumba los viejos principios de las sociedades de europa y las igualmente viejas estéticas que los ensalzaban, y proclama las esperanzas y necesidades del Nuevo Planeta, donde ricos y pobres, hombres y mujeres, blancos y negros, están llamados a ser libres e iguales, y los aprecios imperan sobre los intereses. Pero Hojas de hierba es asimismo el retrato de una persona, Walt Whitman, que vierte sus pasiones singulares y sus anhelos mucho más íntimos en sus páginas: ‘Esto no es un libro: / quien lo toca, toca a un hombre’, escribe en un poema tardío. El cariño por la naturaleza, la fuerza de su erotismo, la turbulencia de la vida en Novedosa York y el abrumador ímpetu musical de su voz hallan un eco dilatado en los poemas del libro. Para Harold Bloom, Whitman forma el centro del canon norteamericano, por el hecho de que toda ‘voz que en nuestra literatura moderna se alza en soledad, herida o estoica, tiende a asumir tonalidades whitmanianas’.