Amante de “sus” montañas, a las que recorre en solitarias y prolongadas caminatas, Federico empezó volcando en versos los “sentires” que le despiertan los cerros y -más que nada- quien los habita, “el cerreño».
Mucho más adelante, sumó a estos poemas “con olor y sabor a cerro”, otros sobre todo aquello que -al hacerle vibrar el alma- nos revelan la sensibilidad de su espíritu.
De esta forma, el lector hallará en las páginas de este libro poemas tan puros y abiertos como profundos, que tratan sobre temas universales: El cariño, la amistad, los valores humanos, la gratitud, o las injusticias…
Nos comunica el creador: “Una de las razones por las cuales comencé a escribir, tal vez haya sido el miedo a ir perdiendo mi memoria -como lastimosamente le ocurrió a mi madre, que asimismo escribía-, y así imagino que mis nietos quizás un día puedan comprender lo que su abuelo ‘ha vivido’, o ‘ha sentido’, como si se los estuviera contando en primera persona…”
Y prosigue: “Por esa razón he decidido publicar este libro: a fin de que mis hijos, mis amigos, o ‘los que nos sigan’, puedan -al leer estos poemas- tener la sensación de que les hablo, que les estoy contando ‘mis sentires’, como si fuese una charla íntima…”
Y vaya si lo logra…
Mucho más adelante, sumó a estos poemas “con olor y sabor a cerro”, otros sobre todo aquello que -al hacerle vibrar el alma- nos revelan la sensibilidad de su espíritu.
De esta forma, el lector hallará en las páginas de este libro poemas tan puros y abiertos como profundos, que tratan sobre temas universales: El cariño, la amistad, los valores humanos, la gratitud, o las injusticias…
Nos comunica el creador: “Una de las razones por las cuales comencé a escribir, tal vez haya sido el miedo a ir perdiendo mi memoria -como lastimosamente le ocurrió a mi madre, que asimismo escribía-, y así imagino que mis nietos quizás un día puedan comprender lo que su abuelo ‘ha vivido’, o ‘ha sentido’, como si se los estuviera contando en primera persona…”
Y prosigue: “Por esa razón he decidido publicar este libro: a fin de que mis hijos, mis amigos, o ‘los que nos sigan’, puedan -al leer estos poemas- tener la sensación de que les hablo, que les estoy contando ‘mis sentires’, como si fuese una charla íntima…”
Y vaya si lo logra…